por Jesús Alberto Germán GQ México
Charlamos con el actor mexicano sobre sus proyectos y, por supuesto, no pudimos dejar de abordar temas como el clasismo y la política nacional e internacional.
Tenoch Huerta tiene una trayectoria en cine, teatro y televisión que es bien conocida por todos. Y es que el actor forma parte de la industria nacional desde 2006; sin embargo, con el paso de los años, ha elegido acertadamente proyectos que no sólo han sumado a su formación, sino que también han aportado algo a la conversación que desde hace varios meses abandera: la de la inclusión.
En esta ocasión, charlamos con él sobre las películas que trae bajo el brazo para este 2021: desde la nueva secuela de The Purge, hasta la posibilidad de que se integre al cast de Black Panther 2, pasando por Hijo de monarcas y Tare. Obviamente, la conversación nos llevó hasta los terrenos de la política, el racismo y las injusticias. Pero, como ya sabemos, al actor Tenoch Huerta no le tiembla la voz al momento de hablar sobre estos problemas sociales, pues está convencido de que para poder evolucionar como humanidad, es necesario erradicarlos definitivamente, y para ello es vital que se aborden.
2021 pinta para ser un año importante para ti. En primer lugar, formarás parte de The Forever Purge y me llama la atención que hay muchos latinos en el reparto. ¿Somos los latinoamericanos el centro de la trama? ¿Qué nos puedes decir al respecto?
Como ya sabemos, la premisa es la misma: una noche al año, durante 12 horas, en Estados Unidos está permitido todo tipo de crímenes, incluyendo el asesinato. Esta parte pretende ser la última entrega de la saga y es con mucho talento mexicano. Y sí, en la historia los mexicanos somos los héroes de la película, somos los que salvan el día… y hasta ahí les puedo decir (ríe). Pero me parece una vuelta de tuerca interesantísima, porque se van a dar cuenta de que cuando inviertes la situación, las cosas cambian totalmente; el tema migratorio y otros problemas que aquejan hoy en día a Estados Unidos están expuestos en otra perspectiva y eso hace que la película sea interesante.
Ya que tocas el tema, ¿crees que la situación de los mexicanos en Estados Unidos cambie en esta nueva administración?
No, la situación de los inmigrantes indocumentados va a ser exactamente la misma. No hay ninguna diferencia entre los dos partidos que existen en Estados Unidos, simplemente uno cuida más las formas, pero el presidente que más deportaciones tiene en la historia del país es Barack Obama, el bombardeo más intenso sobre una nación lo hizo Obama, muchas intervenciones militares las efectuó la administración demócrata. Así que no, la verdad no creo que haya mucha diferencia. Como te digo, sí creo que va a existir un cambio evidente en cuanto a las formas, pero me temo que las prácticas seguirán siendo muy similares.
¿Y en Hollywood? Veo un discurso de mayor inclusión…
En términos de representación, lo que sucede es que se dieron cuenta de que en el mercado, desde hace aproximadamente ocho o diez años, el segmento de la población que más cine consume en Estados Unidos es el latino, inmigrantes, indocumentados en su mayoría y casi todos mexicanos. Fue entonces que entendieron que había que poner representación de latinos. Además, hay un dato muy interesante: en el último censo de población que se hizo en la Unión Americana, se decidió no contabilizar a la población migrante indocumentada en los estados fronterizos. Imagínate que en Texas, un lugar bastante racista, de repente, más de la mitad de sus habitantes ya son mexicanos. El equilibrio, la balanza de poderes se vería profundamente afectada y probablemente mucha gente tendría que perder privilegios, cederlos a la mayoría.
Entonces, ¿se trata de una inclusión cuya motivación central es lo económico?
Tal vez las motivaciones fueron meramente comerciales y económicas para captar ese mercado, pero lo cierto es que ellos están entendiendo la trascendencia y la profundidad de esos cambios, y a pesar de sus resistencias naturales, se están abriendo. Cosa que no sucede en América Latina. Acá, especialmente en México, hay una resistencia muy grande, pero lo que las personas no han entendido es que esto ya cambió y no hay marcha atrás. Es algo que va a llegar, no es de si quieres o no, de si te resistes o no. Las cosas van a cambiar porque la banda ya está harta. Yo ya tengo 40 años, así que la voz de nuestra generación está a dos horas de que ya no sea la dominante y los que vienen abajo traen otro chip: viven, piensan, sienten, actúan y conciben el universo y el mundo de una manera muy distinta.
Y, sin embargo, a esas nuevas generaciones se les llama “de cristal”, “de mazapán” y se les tacha de ser demasiado susceptibles. ¿Crees que los más grandes estamos menospreciando la lucha de los jóvenes?
Totalmente. Pero, además, es que no hemos entendido que en diez años nosotros ya no vamos a importar y ellos serán los que dominen. Ellos están construyendo su mundo. Esos morros no tuvieron infancia porque a un pendejo se le ocurrió hacer una guerra, un narcotraficante llegó al poder y puso a otro narco a hacer una guerra contra los cárteles rivales y le robó la infancia a esa generación. No tienen seguro social, se inventó eso del outsourcing, que no es otra cosa que la precarización del trabajo, el salario mínimo no creció durante 40 años, los dejamos indefensos. Somos el país que más viola y asesina niños en todo el planeta. Son niños que a los siete u ocho años pierden amigos o, más bien, a una amiga, a su mamá, a su tía o a una prima, porque no olvidemos que 11 mujeres son asesinadas todos los días en este país. Les arrebatamos su pasado, les precarizamos su presente y les dejamos un futuro incierto. Y aun así, se ponen a perrear todos los días, a bailar, a reír y a construir, y todavía tienen las pelotas bien puestas para salir a la calle a exigir y no nada más llegan y dicen “vamos a destruir monumentos”, sino que también construyen. Y nosotros nos ponemos a llorar porque dijeron “todes”. ¿Quién es la generación de cristal entonces?
Hace un par de semanas platiqué con Armando Espitia y me dijo que los actores mexicanos morenos tienen más oportunidad en el cine de autor y los de tez blanca en la televisión. ¿Estarías de acuerdo?
Sí, es verdad que tenemos más oportunidad en el cine de autor, pero también hay que pensar qué tipo de personajes estamos representando. El cine mexicano de autor es acerca del jodido o del ratero. Nunca se les ha ocurrido pensar que 11 millones de ricos en este país son morenos. Cada vez que en el cine nacional se habla de clase baja, siempre es de una manera grotesca, violenta, es una representación muy sórdida, todos son violadores, todos son asesinos; y cuando se toca a la clase media alta o alta, todos son caucásicos, buena onda, cool. Nunca he visto en una cinta mexicana a un rubio violador. ¿Qué eso no pasa? Nada más les recuerdo que la trata de blancas, que es un gran negocio en este país, no podría ser posible si no tienes gente con el poder, las influencias y los recursos económicos para llevarla a cabo.
También Armando Espitia me decía que había que poner sobre la mesa el tema de los salarios…
Es que, obviamente, cuando haces películas de autor, el presupuesto es bajo y por lo tanto los salarios son menores. Pero, por ejemplo, en la publicidad sí hay una diferencia abismal entre lo que le pagan a un modelo o actor moreno contra lo que gana un caucásico. Y eso no es ningún secreto. A mí alguna vez me llamaron para una campaña de una cerveza y me estaban ofreciendo como 50 mil pesos, y yo sabía que por una campaña similar, de la misma empresa, a otro compadre blanco le pagaron dos millones de pesos.
Otra película que traes para 2021 es Hijo de monarcas, ¿qué me puedes decir al respecto?
Se trata de una cinta muy íntima del director Alexis Gambis. Él es científico, trabajaba con mariposas monarcas, además de ser genetista y biólogo, y, de repente, se puso a hacer películas. Entonces, el personaje que yo interpreto está basado un poco en él. Además, justo cuando me hablaron para este proyecto yo venía terminando de hacer Narcos México, así que hasta por estrategia me servía hacer un papel diametralmente opuesto.
Ya que tocas el tema de Narcos México, ¿crees que este tipo de series han hecho daño a la sociedad?
No, eso es hacerse weyes. Imagínate que tú naces en la clase media baja o baja, y sabes que aunque estudies, no hay chamba. Primero, ir a la escuela cuesta mucho dinero; luego, aun siendo Licenciado o Doctor, terminas manejando un taxi. Que no está mal, pero tú estudias medicina para curar y salvar a la gente. Y, de repente, te pones a vender drogas y ganas 10 mil o 15 mil al mes, contra los 3,500 MXN que te van a pagar a la quincena en un trabajo formal. Además, no sólo vas a ganar dinero, también respetabilidad y tendrás acceso a otro nivel de vida tanto tú como tu familia. Y ves que el Presidente municipal es narco, que el Gobernador es narco, ves que tienen carrazos, una casa fregona, que son respetables, que tienen una vida resuelta y que, además, no les pasa nada, que nadie los va a tocar. ¿Qué haces entonces? Ah, no, pero la culpa la tienen Los Tigres del Norte por cantar “Jefe de Jefes”, la culpa es de Kate del Castillo por hacer La reina del sur, de Diego Luna que salió de Félix Gallardo. Claro, de ellos es la culpa.
¿Cómo va el proyecto de Tare?
Por cuestiones de pandemia hemos tenido que parar. Incluso, nuestro director de arte perdió la vida hace poco, por una situación diferente al Covid, pero justamente esta película va sobre la pérdida y nos muestra a una mujer que pierde al amor de su vida y, tras un encuentro que tiene con mi personaje, termina de reconstruirse. Y él también lo hace. Nada más estamos esperando a que las condiciones mejoren para trabajar de nuevo.
Incluso, lanzaron un fondeo para levantar el proyecto, ¿no?
Así es, abrimos una campaña para que la banda se involucrara. Digo, la película necesita mucho más dinero del que nosotros fondeamos, por lo menos tres veces más, pero para nosotros también era importante incluir a la gente, que ellos fueran parte de la cinta, que supieran cómo se hace una película, que estuvieran al tanto y creo que ha tenido buena recepción.
¿Estarás en Black Panther 2?
No sé (ríe).
Bueno, ¿te gustaría ser parte de este proyecto?
Sí, claro.
¿Por qué?
Pues me encanta. Las historias están bien chidas, la representación, la manera de construir, la narrativa… puff. Quién no sueña con salir en la tele y ser el héroe de la cinta, sobre todo supongo que alguien con una personalidad como la mía. Cuando vi a Diego Luna de Jedi pensé: “qué chingón”. Me acuerdo que cuando me lo encontré en el rodaje de Narcos, lo primero que le dije fue: “lograste el sueño de dos o tres generaciones de niños mexicanos. Ser un Jedi”. A mí me gusta el cine de autor, pero te sientas a ver Iron Man, Black Panther o Creed y pufff… No me vas a decir que no te mama sentarte a ver eso (aquí recordamos a todos los actores que apoyaron que Tenoch Huerta se uniera a Black Panther 2).
Y también estará Joaquín Cosío en The Suicide Squad…
Sí, por ahí va estar Joaquín también en esa peli. Creo que se viene un buen momento para los actores mexicanos en Hollywood porque se está abriendo un espacio, como te decía al principio, que tiene que ver con un mercado que está ahí latente. Por eso están buscando no repetir la fórmula ni cometer los errores del cine mexicano, por lo menos de tener sobrerrepresentación de un mismo fenotipo.
Como dices, emociona ver todos estos logros de mexicanos en Hollywood y el extranjero, como Yalitza Aparicio. Pero entras a Twitter o a otras redes sociales y te encuentras críticas y comentarios negativos. Hace un momento decías que estas plataformas sirven para dar voz, ¿crees que también se puedan convertir en una hoguera sin sentido?
Claro. Particularmente Twitter, que está hecho para pelear con desconocidos, ¿no? Pero también es cierto, y eso no lo digo yo, ahí están los artículos periodísticos, que la derecha mexicana, que es sumamente racista y clasista, tiene tomado Twitter y otros espacios, que tienen una agenda muy particular donde precisamente no quieren que se empoderen ciertos grupos, porque el empoderamiento de esos grupos significa para ellos una pérdida de privilegios. Eso, sumado a un país clasista, racista, machista y misógino, pues tenemos como resultado un caldo de cultivo perfecto para que redes como Twitter se vuelvan una hoguera pública, pero que también se vuelvan un crisol del clasismo y racismo. Ahí puedes ser abiertamente racista y no pasa nada. Tantos influencers que abiertamente tienen actitudes así y que no tienen ninguna consecuencia, al contrario, argumentan que es parte de su libertad de expresión, como si ser racista fuera un derecho humano. No carnal. También está esta cosa de cangrejo, porque imagínate que a ti te dijeron que eres perfecto, que eres bueno, que naciste con una buena estrella, para el éxito, y de repente viene un cabrón de quién sabe donde, te rebasa, te gana y llega al lugar en el que tú siempre quisiste estar. Y, además, cuando se supone que este wey es inferior a ti porque no nació en el mismo lugar, no fue a los mismos colegios, no tiene el mismo color de piel, no va a comer las mismas cosas que tú… y resulta que te rebasa. O resulta que esta morra es indígena, morena y además estudió pedagogía, cuando a ti te enseñaron que la única función de ella era servir y, como por ahí dijo alguien que se volvió tristemente célebre, decir “sí, señor. No, señor”. Por eso quiero a Yalitza, por eso me da orgullo. (No te pierdas aquí la charla en la que Tenoch Huerta y Yalitza Aparicio hablan sobre el racismo).