En medio del lago Atitlán en Guatemala, hace cientos de años se asentó una compleja ciudad maya que levantó templos, plazas, casas y estelas hasta que, súbitamente, las mismas aguas que le daban sustento comenzaron a hundirla. Se sabe que el sitio arqueológico data del periodo Preclásico Tardío maya (400 a.C.–250 d.C.) y que está sumergido a una profundidad de entre 12 y 20 metros.
La hipótesis sobre el colapso de la isla es que, dado que el lago Atitlán es el cráter de un volcán que se levanta a más de mil 500 metros sobre el nivel del mar, pudo ser un evento natural vinculado con la actividad volcánica la que causó que la isla colapsara desde su parte inferior, aumentando al mismo tiempo el nivel del agua y orillando a los habitantes a huir. “La misión permitió sentar las bases para recomendar la creación de un centro cultural donde la gente conozca y recorra el sitio a través de reconstrucciones digitales”, expresó el representante de México ante la Convención UNESCO 2001.
“Los especialistas invitados nos comprometimos a generar la información necesaria para lograr la puesta en valor del sitio sumergido, respetando los acuerdos con la comunidad de no recuperar ninguna pieza arqueológica, dado el carácter sagrado del lago y de los vestigios”, agregó el representante de México.