Un artículo sugiere que su aparición, sus patrones de diseminación, y las acciones que le precedieron serían compatibles con un origen no natural, pero los expertos no coinciden.
Hace aproximadamente 4 años la COVID-19 causada por el virus SARS-CoV-2 fue declarada pandemia y paralizó al mundo. Según se iban conociendo detalles de este virus de ARN, los científicos comenzaban a comprender su estructura, los mecanismos de entrada celular y su virulencia.
Rápidamente se estableció el origen del virus en el mercado de Huanan, en Wuhan, donde se habría transmitido a humanos por zoonosis. Es decir, que el virus tendría un origen animal y habría saltado a humanos.
Sin embargo, una serie de factores, como la presencia de laboratorios de investigación cercanos a la zona, favorecieron la especulación sobre su origen, y el hermetismo del gobierno chino alimentó las teorías de la conspiración sobre su posible origen sintético.
En la actualidad, la hipótesis más robusta sigue siendo la de que el virus tiene un origen natural, y a pesar de los numerosos estudios biológicos y genéticos, es una hipótesis que no se ha podido falsar.
Respecto al origen físico, dos artículos publicados en la revista Science en 2022, muestran la dispersión de dos linajes iniciales de SARS-CoV-2 que ocurrieron durante los primeros estadios de la pandemia en el mercado de Huanan entre octubre y noviembre de 2019.
La mayoría de los casos o se encontraban alrededor del mercado de Huanan o era personal que tenía algún tipo de relación con el mercado. Concretamente, las muestras ambientales tomadas en el mismo mercado apuntan a una de las esquinas, donde se vendían animales vivos.
UN TEST PARA DETERMINAR SU POSIBLE ORIGEN
Investigadores de la Universidad de Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia han reacondicionado el test Grunow-Finke para comprender si es más probable que el origen de la epidemia sea natural o artificial. Mediante esta herramienta, los investigadores pueden analizar y puntuar de forma subjetiva algunos parámetros importantes para distinguir entre los dos tipos de epidemia. Es importante destacar que esta herramienta no asegura ninguno de los dos orígenes, solamente asigna un valor de probabilidad.
Según los datos disponibles y el criterio de los investigadores, al someter a prueba la pandemia de COVID19, el test les ha arrojado un valor de 41 puntos sobre 60. Valores menores de 30 indicarían más probabilidad de natural y mayores de 30, una mayor probabilidad de que sea artificial. Según indican los propios investigadores, el resultado no prueba el origen artificial de la pandemia de COVID19, si no que indica que no se puede descartar que provenga de un laboratorio.
¿CÓMO SE HA OBTENIDO ESTE RESULTADO?
El test Grunow-Finke modificado evalúa un total de 11 parámetros acerca de la pandemia: existencia de un riesgo biológico; cepa inusual; anomalías en la distribución geográfica de la enfermedad; alta concentración del agente biológico en el ambiente; anomalías en la intensidad y la dinámica de la epidemia; anomalías en el modo de transmisión del agente biológico; anomalías en las fechas de inicio de la epidemia; diseminación inusualmente rápida de la epidemia; limitación de la epidemia a una población específica; anomalías en la manifestación clínica del agente; y situaciones especiales.
A cada uno de estos criterios se les asigna un valor de 0 a 3 puntos dependiendo de la sospecha de que sea artificial. La puntuación quedaría de la siguiente forma:
- 0 puntos: nada apunta a que su origen sea artificial.
- 1 punto: el origen podría ser natural o artificial.
- 2 puntos: ciertas anomalías indican que su origen podría ser artificial.
- 3 puntos: existen pruebas claras acerca de un origen artificial.
Una vez se tienen las puntuaciones, cada uno de los valores asignados a los criterios se han de multiplicar por 1, 2, o 3. Este número depende del criterio en sí, ya que algunos criterios son más importantes que otros y, por tanto, tienen un mayor peso a la hora de valorar la posibilidad de que la pandemia sea artificial o no.
ENTONCES, ¿LA PANDEMIA DE COVID-19 TIENE UN ORIGEN ARTIFICIAL?
De nuevo, el artículo no indica el origen de la pandemia. Según los resultados obtenidos, lo que apuntan los investigadores es que no se puede descartar que sea de origen artificial. Ahora bien, como también indican en el propio artículo, cuentan con varias limitaciones.
La primera es que esta herramienta únicamente se había utilizado con brotes pequeños de otras enfermedades y estaba originalmente diseñada para detectar el uso de armas biológicas.
Como puntualizan, los criterios de “anomalías en la intensidad y la dinámica de la epidemia” y de “diseminación inusualmente rápida de la epidemia” pueden tener un peso demasiado elevado y, por tanto, ser los causantes de la puntuación tan elevada.
Además, los criterios son subjetivos, y su asignación de puntos a los distintos criterios puede no ser la misma que las de otros expertos del sector. Por ejemplo, según nos explica Christian Pérez, fact-checker de ciencia y autor de “Una pandemia de desinformación”, en el criterio de “diseminación inusualmente rápida de la epidemia” los autores lo puntúan con 2. Sin embargo, como señala, otras epidemias naturales como la de gripe de 1918 también se extendieron rápidamente y cubrieron grandes territorios en un mundo menos conectado que el actual. Pero no es la única incongruencia que encuentra en el estudio, por lo que las puntuaciones reales podrían ser menores.
OTROS CRITERIOS QUE NO CONCUERDAN
Según nos indica Christian, alguna de las peculiaridades que se indican en el estudio, tampoco concuerdan. La toma de muestras en el mercado de Huanan fue “incompleta, heterogénea y sesgada hacia los puestos de trabajadores hospitalizados” debido al intento de los servicios de desinfectar el mercado cuanto antes.
Esta desinfección también incluyó la incineración de los animales, por lo que esa podría ser la razón por la que el CDC chino no encontró SARS-CoV-2 en animales vivos, pero sí en jaulas, dos carros de transporte de jaulas y una depiladora de pelo y plumas.
Óscar González-Recio, genetista en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria del CSIC, también coincide con las conclusiones de Christian Pérez. Según ambos expertos, el análisis está basado en criterios arbitrarios que les atribuyen los autores y carece de la objetividad necesaria en este tipo de estudios.
Aplicando el mismo test de los autores, pero según su experiencia en el seguimiento de la pandemia de COVID19 y los estudios sobre SARS-CoV-2, la puntuación que obtiene Óscar es de 22, menor de 30 y, por tanto, que el origen más probable es natural. Además, según señala en el texto del artículo, las explicaciones que ofrecen los autores para justificar algunos de los puntos están sesgadas y han obviado evidencias presentadas en otros investigadores sobre el origen natural del SARS-CoV-2.
Por tanto, los estudios anteriores con mayor relevancia se inclinan por el origen natural del SARS-CoV-2 y, en la actualidad, el consenso científico se inclina en esa dirección. Ahora bien, hasta la fecha ninguna hipótesis ha sido confirmada al 100%, por lo que algunos científicos siguen aportando evidencias en una y otra dirección hasta que se esclarezca el origen con exactitud. Así es como la rueda de la ciencia sigue girando, sometiendo las hipótesis a una prueba tras otra para averiguar cuál es la más robusta.