Te explicamos si son correctos el lenguaje inclusivo y el pronombre neutro elle. Y por qué el idioma también puede reflejar nuestra empatía.
Por: Elisa de GortariNmás
En las últimas décadas la comunidad LGBT+ ha conseguido enormes victorias jurídicas y sociales que han permitido a sus integrantes tener vidas más seguras, con menos discriminación y violencia. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer. Por ejemplo, en meses recientes autoridades educativas de Argentina y Francia se han pronunciado en contra del lenguaje incluyente y los pronombres neutros. ¿Qué tienen estos giros del lenguaje que han causado tanto revuelo y discusiones?
El lenguaje cambia
¿Por qué decimos usted? ¿De dónde viene la palabra familia? Contrario a lo que muchos podrían pensar, el idioma cambia constantemente y, en ocasiones, refleja las condiciones sociales de sus hablantes, a veces sin que estos lo sepan.
Tal es caso del pronombre formal usted, que no cuenta con parangón alguno en muchas lenguajes de Occidente como el inglés o el alemán. Para muchos hispanohablantes resultaría inconcebible hablar con un desconocido, o con algunos familiares a los que se les profesa un enorme respeto, sin pasar por este pronombre que denota distancia.
Usted no es más que la contracción de vuestra merced, una fórmula que se usaba en las cortes medievales.
Familia, por su parte, no siempre se refirió al núcleo de personas con que se comparte parentesco. Muy por el contrario, familia proviene del latín famulus-a, es decir “esclavo”, y designaba en tiempos de los romanos al conjunto de las propiedades de un señor (domini, de donde viene dominio, pero también don y doña).
Este conjunto de propiedades incluía a los esclavos, la casa, los animales, pero también contemplaba a los hijos y a la esposa.
Las etimologías no sirven para definir el significado actual de las palabras, pero sí pueden mostrar cómo han cambiado las nociones y costumbres que identifican a una sociedad. En ese sentido, nuestro concepto de familia es opuesto al que tenían los romanos.
Los significados de estas palabras han cambiado porque los hablantes han cambiado. El lenguaje se comporta como un organismo que se adapta a las necesidades de su hablantes y al contexto en que se habla.
¿Son correctos los pronombres neutros?
En ocasiones el idioma es tema de debate político y social. Tal es el caso de la palabra elle, que en español es usado por algunos grupos para identificar al pronombre gramatical neutro.
Esta palabra es parte de un fenómeno lingüístico que en conjunto llamamos “lenguaje inclusivo”. Desde hace algunas décadas, organizaciones gubernamentales y civiles han pugnado porque las luchas sociales que representan tengan un reflejo en el lenguaje.
Contrario a lo que creyeron algunos lingüistas a principios del siglo XX, el lenguaje no determina nuestra forma de pensar. Según los avances de la neurología en este siglo, ni siquiera hace falta lenguaje para pensar. No obstante, el idioma sí que puede representar la idiosincrasia de los hablantes.
Las personas no binarias que emplean este pronombre buscan que su identidad genérica sea evidente en el idioma. No quieren que las personas a su alrededor les identifiquen, erróneamente, como hombres o como mujeres.
Por ello, se han apropiado del morfema -e para resaltar este rechazo a los otros dos géneros.
Muchos se preguntan: ¿es esto correcto? La respuesta corta es: sí, porque el hablante siempre tiene la razón, como aprendieron los estudiantes de Lingüística. La respuesta larga es: sí, porque las autoridades que suelen fijar las reglas del español, como puede ser la Real Academia, solo pueden reflejar lo que hacen los hablantes.
Si la RAE declara que “no considera apropiado” el lenguaje inclusivo, lo que quiere decir es que este fenómeno no está contemplado en las reglas actualmente aprobadas. Pero en ningún momento indica que estas normas no puedan cambiar.
Algunas otras personas preguntan si tienen “sentido” los pronombres neutros. Las autoridades educativas de Buenas Aires han ido más lejos y opinan que el lenguaje incluyente atenta contra el aprendizaje.
El problema es que el lenguaje no cambia siguiendo reglas lógicas, sino arbitrarias. Esto lo saben bien los extranjeros que buscan distinguir cuándo se usa el verbo ser y el verbo estar, que son uno mismo en múltiples lenguas y cuyo uso en español no es tan obvio como creemos quienes tenemos este idioma como lengua materna.
Parece fácil explicar que ser, como en “soy feliz”, se refiere a un estado continuo, mientras que estar corresponde a un estado transitorio, como en “estoy feliz”. La felicidad del primer ejemplo parece inamovible, la otra puede cambiar de un momento a otro.
¿Pero qué pasa con la frase “estoy muerto”? La muerte es un estado definitivo y, sin embargo, nos referimos a ella como si fuese temporal.
Bajo las reglas internas de la gramática actual, la palabra todos incluye a cada persona presente en el lugar donde se pronuncie, sea hombre, mujer o persona no binaria.
Pero, si un grupo de hablantes modifica orgánicamente esta palabra y decide que el morfema -o ya no puede representar la neutralidad de los hablantes, el cambio es posible. Al respecto, la filóloga Concepción Company ha declarado lo siguiente:
“Todos los cambios sociales son previos a los cambios lingüísticos, siempre. Yo no he encontrado una relación inversa”.
Company, quien es parte de la Academia Mexicana de la Lengua, ha señalado que la -e neutra es parte de la libertad que otorga el idioma a sus hablantes.
“El asunto del lenguaje incluyente es muy complejo, pero hay un punto que creo que no está mal y es el uso de la –e neutra para asignarle un valor genérico. Me parece interesante cómo las minorías sexuales no binarias se han apropiado de esto para adscribirse y visibilizarse. Estas minorías no binarias tienen derecho a sentirse representadas en un código morfológico adecuado; la lengua otorga la libertad para hacerlo”.
Acaso en quinientos años, la norma sea que al referirse a una multitud se diga todes y no todos. Acaso en mucho menos tiempo los libros de Español incluyan un tercer pronombre personal para conjugar los verbos: elle ama, elle habló.
No obstante, no es necesario esperar tanto tiempo para ver estos cambios a nuestro alrededor. Ahora mismo, hay miles de personas que piden el uso de este pronombre; y no hay una sola regla gramatical que nos impida mostrar empatía y respeto con quienes nos rodean.