Por FERNANDA PESCE
XOCHIMILCO, México (AP) — Numerosos artesanos mexicanos se esfuerzan para preservar la fabricación tradicional de adornos de papel picado que se utilizan desde hace mucho tiempo en los altares del Día de Muertos.
En desafío a la creciente utilización de técnicas de producción a gran escala, Yuridia Torres Alfaro, de 49 años, elabora sus propias plantillas en el taller de su familia en Xochimilco, una zona rural del extremo sur de la Ciudad de México.
Tal como lo ha hecho desde niña, Torres Alfaro encaja formones muy afilados para cortar pilas gruesas de papel de china en su negocio “Papel Picado Xochimilco”.
Aunque otros utilizan hojas de plástico más duraderas, cortadoras láser o suajes (troqueles), Torres Alfaro efectúa cada paso a mano, como lo han hecho los artesanos mexicanos durante 200 años.
En 1988, su padre, un maestro de escuela jubilado, recibió un gran pedido de adornos de papel picado —que suelen contener figuras de esqueletos en actitud festiva, calaveras, muertes con guadañas o catrinas— para decorar oficinas del gobierno de la ciudad.
“El negocio empezó hace 34 años, nosotros éramos muy chicos y empezamos a apoyar en el trabajo”, recordó Torres Alfaro.
Aunque el papel de china comenzó a usarse en el siglo XIX, los expertos dicen que probablemente sea una continuación de una tradición prehispánica mucho más antigua de pintar figuras ceremoniales en papel fabricado con corteza, conocido como papel amate. Los artesanos mexicanos adoptaron el papel de china importado porque era barato y lo suficientemente delgado para cortar de una sola vez una pila de docenas de hojas, haciéndolo con cuidado mediante herramientas afiladas y bastante habilidad.
Pero la parte más importante es la plantilla: su diseño contiene los trazos que deben ser recortados, dejando una intrincada red de figuras de papel de china que en ocasiones son colgadas de edificios o de un lado a otro en las calles. Lo más común es que se pongan arriba de los altares del Día de Muertos que las familias mexicanas utilizan para recordar y estar en comunión con sus parientes fallecidos.
La festividad da inicio el 31 de octubre, cuando se recuerda a quienes perecieron en accidentes; continúa el 1 de noviembre para conmemorar a los que murieron en la niñez, y sigue el 2 de noviembre para recordar a los muertos adultos.
Tradicionalmente, los colores brillantes del papel solían tener distinto significado: el naranja significaba luto, el azul estaba dedicado a quienes se ahogaron, el amarillo a los ancianos fallecidos y el verde a quienes murieron cuando eran jóvenes.
Pero muchos mexicanos —que también utilizan las decoraciones en otras épocas del año, colgándolas en las calles a la altura de los techos— ahora prefieren comprarlas de plástico porque resisten mejor el sol y la lluvia.
Y otros productores han intentado utilizar troqueles producidos a gran escala, lo que significa que miles de hojas pueden llevar exactamente el mismo diseño.
“Los suajes empezaron a surgir para poder también hacer papel picado, porque sí es mucho lo que se tiene que hacer para surtir a mucha gente”, dijo Torres Alfaro, que todavía corta a mano sus propias plantillas con diseños originales.
“A nosotros nos gustó seguir haciéndolo de manera tradicional porque nos da la oportunidad de hacer pequeñas piezas muy personalizadas, seguir creando todos los días un diseño nuevo; éso es a lo que realmente se dedica el taller”, agregó
Otro rival es la festividad estadounidense del Halloween, que coincide más o menos con el Día de Muertos. Debido a su carácter llamativo y más comercializable —con disfraces, películas, fiestas y dulces— ha ganado popularidad en México.
“Pues hace mucho tiempo sí empezó a haber un poco más de Halloween”, dijo Torres Alfaro. “Nosotros nos dedicamos más a la tradición mexicana, eso es parte del trabajo: poner en el papel picado cosas de México. Sí hacemos algunas cosas de Halloween, pero es solamente por medio de un pedido”.
Otros han intentado utilizar tecnologías del siglo XXI, valiéndose de cortadoras láser y diseños generados por computadora.
Pero Torres Alfaro dice que concentrarse demasiado en el corte de las hojas deja fuera la parte más importante: los delicados entramados que quedan en el papel.
“Actualmente están surgiendo unas máquinas láser que también lo hacen, pero hemos checado (verificado) y también es el mismo costo, la maquina hace orificio por orificio y tampoco cortan tantas piezas”, apuntó.
“Lo que es el suaje y la máquina láser pues lleva su complicación, el hacer papel picado va desde qué sí se puede cortar y qué no, ésa es la magia del papel picado”, agregó.