Mientras unos incendios forestales asolaban Los Ángeles, California, algunos bomberos se quedaron repentinamente sin agua. Los funcionarios de la ciudad calificaron la escasez de ese recurso como el “peor escenario posible”, algo que esperan volver a ver.
Por Colleen Hagerty
El martes 7 de enero de 2025, cuando varios incendios se propagaron por Los Ángeles, California (Estados Unidos), la atención se centró rápidamente en otro elemento: el agua.
Siete horas después de que se declarara el incendio de Palisades, en la zona oeste de la ciudad, Janisse Quiñones, directora general del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, declaró que uno de los tres camiones cisterna de un millón de galones (casi 4 millones de litros) disponibles para llenar las bocas de riego del barrio se había vaciado. El siguiente se terminó esa misma noche; el último quedó vacío en las primeras horas del miércoles.
Cuando salió el sol envuelto en humo, las historias de hidrantes (bocas de incendios) rotos fuera de las casas en llamas circulaban en las redes sociales, suscitando una amplia gama de teorías sobre lo que salió mal.
Pero los expertos afirman que no es fácil achacar este fallo a un solo problema, sino que es el resultado previsible de un sistema que nunca estuvo preparado para el tipo de incendios provocados por el cambio climático a los que nos enfrentamos ahora en las zonas urbanas.
La falta de agua que afectó la lucha contra los incendios de California
En la última década, California ha sufrido una sequía histórica que ha dado lugar a políticas restrictivas del agua. Y aunque los dos últimos inviernos lluviosos dieron un respiro al sur de California, 2025 empezó con una sequía récord. El climatólogo Daniel Swain se refirió a esta oscilación entre lluvias extremas y sequía como “latigazo hidroclimático”, que según sus investigaciones se ve exacerbado por el calentamiento global.
Si bien este ciclo de auge y caída de las precipitaciones crea condiciones particularmente peligrosas para los incendios, en los últimos meses ha permitido a California ver cómo se llenaban sus reservas de agua, que antes eran cada vez menores. Así pues, aunque la sequía ha sido un problema persistente en el sur de California, no fue la causa de la escasez de agua en la ciudad.
Tampoco se puede atribuir a las restricciones que protegen al eperlano de San Francisco, un diminuto pez en peligro de extinción que ha demostrado ser un chivo expiatorio políticamente popular para los problemas del agua. La protección de este pez limita el uso del agua en su hábitat del delta del río Sacramento-San Joaquín, que según algunos debería liberarse para el consumo humano.
La directora general del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles lo explicó como una cuestión de acceso.
Quiñones dijo que durante ese lapso de aproximadamente 15 horas desde que se inició el incendio de Palisades y se agotaron los depósitos de agua disponibles, la demanda de ese recurso fue cuatro veces mayor que la normal, lo que provocó que la presión del agua disminuyera. Esto dificultó lograr la fuerza necesaria para que el agua llegara a los tanques de mayor altura, en particular al ritmo necesario para combatir un incendio que se desplaza a una velocidad de cinco campos de fútbol por minuto, impulsado por los fuertes vientos de Santa Ana.
“Llevamos el sistema al extremo”, dijo Quiñones durante una rueda de prensa el miércoles. “Estamos luchando contra un incendio forestal con un sistema de agua urbano. Y eso es realmente un reto”.
Por qué las zonas urbanas suponen un reto hídrico único
Faith Kearns, experta en incendios forestales y agua de la Universidad Estatal de Arizona, señala que comprender el impacto de los incendios forestales en los sistemas hídricos es un área de estudio relativamente nueva, especialmente cuando se trata de zonas urbanas como Los Ángeles. Kearns es coautora de un informe de 2021 sobre esta intersección, centrado en California e inspirado en incidentes como el incendio Tubbs de 2017, que ardió en la ciudad de Santa Rosa.
“Todo el mundo sabía que existía la posibilidad de que ocurriera algo así porque ya lo habíamos visto a menor escala”, sostuvo Kearns.
Aunque los problemas de demanda citados por Quiñones son uno de los aspectos de la avería, Kearns cree que una serie de problemas contribuyeron a la falta general de agua donde y cuando se necesitaba.
La falta de hidrantes no habría sido tan grave si el viento no hubiera sido tan fuerte como para impedir que los helicópteros sobrevolaran y arrojaran agua, un problema que también afectó a los bomberos que respondieron al incendio forestal de Lahaina, Maui, en 2023. Los incendios también pueden provocar cortes de electricidad o dañar las tuberías de agua y otras infraestructuras, creando problemas adicionales.
El incendio de Palisades ha supuesto un reto especial para los bomberos, ya reconocido como el más destructivo del condado de Los Ángeles, aunque sigue ardiendo y aún se desconoce el número real de víctimas. Aun así, Kearns cree que habla de una necesidad mayor de planificar este tipo de situaciones sin precedentes en las que pueden fallar múltiples líneas de preparación.
“Era el peor de los casos, pero creo que deberíamos planificarnos para ellos”, subrayó. “No se puede predecir todo, pero también creo que es hacia donde nos dirigimos”.
Más allá del fuego: por qué la falta de agua es un reto
El acceso al agua no es solo un problema durante la fase de extinción, sino un reto persistente para las zonas durante el proceso de recuperación.
Varios códigos postales de Los Ángeles están actualmente bajo aviso de hervir agua debido a la preocupación de que sus suministros se vieran contaminados durante los momentos de baja presión, lo que puede permitir que los desechos como la ceniza se filtren en el sistema.
Y una vez que las llamas finalmente se apaguen, las tuberías de agua y las bombas tendrán que ser evaluadas por cualquier daño adicional.
Los habitantes de Los Ángeles pueden consultar el sitio web de su empresa local de suministro de agua para obtener información actualizada o suscribirse a las alertas de emergencia de su ciudad o condado para estar al tanto de cualquier problema en su zona.